Actualidad Étnica

El senador indígena Luis Evelis Andrade Casamá, lideró el conversatorio que realizó la Comisión de Paz del Senado de la Republica para dialogar con la comunidad chocoana sobre el interrogante, ¿Qué le espera al Chocó en el Postconflicto? Actualidad Étnica hablo con él sobre los temas de la paz.


"Si queremos la Paz, debemos reconocer que hemos vivido en la guerra", comienza diciendo el senador Andrade Casamá que es oriundo de la comunidad de Salaquí –municipio de Riosucio-, al norte del departamento.
Para este senador indígena, "en el Chocó han hecho presencia todos los actores armados de la historia pasada y reciente de Colombia: El M19, el EPL, el ELN, las FARC e incluso expresiones armadas ligadas a los pueblos indígenas y negros, además de las múltiples facciones del paramilitarismo". Es esa realidad que vive el Chocó con igual o más crudeza que otras regiones del país, lo que motivó el proceso de negociaciones con las FARC, sobre una premisa que resulta contundente: "Ni el ejército y las demás fuerzas armadas fueron capaz de derrotar a la guerrilla, ni esta fue capaz de transformar política, económica y socialmente a la región".
Luis Evelis Andrade, quien llegó al Senado a nombre del movimiento MAIS, está convencido que "quienes hemos vivido la guerra, tenemos derecho a soñar la paz". Por eso su empecinamiento en llevar el Congreso al Chocó. Ya antes había llevado a los miembros de la Comisión VII de la cual es miembro, para debatir los problemas de la salud en el departamento.
Sobre la pregunta ¿Qué espera el Chocó en el Postconflicto?, el senador indígena cree que lo más fácil y elemental sería decir "Acabar la guerra", pero él tiene claro que este es solo un paso. "Cuando uno está en Bogotá, y lee los titulares de prensa, sabe que en Colombia hay un conflicto, pero no lo siente, no lo vive. Por eso especulamos y aventuramos respuestas sobre el cómo sería vivir en paz". Expresa con vehemencia que "cuando uno vive en departamentos como el Chocó o el Cauca o Nariño, sabemos que no es posible construir la Paz, mientras exista la práctica generalizada de la minería ilegal, la depredación del territorio y porciones enteras de nuestro departamento se mantengan ocupadas por actores armados que no se comprometen con el proceso de paz".
Son muchas las circunstancias que hacen más complicado el logro de la paz en regiones como el Chocó, que en las zonas urbanas, asegura. La paz está asociada a que funcione plenamente los mecanismos de la restitución de tierras, a que se realice una verdadera Política de desarrollo agrario integral, a que se garantice la Participación política –dice-, recordando que la participación en estas regiones, en ocasiones está sometida a niveles de constreñimiento, lo que favorece la acción de los actores armados y los corruptos... y que decir de la erradicación de los cultivos ilícitos, de la reparación para las Víctimas... en fin"
Muchos dirán que acudo a lugares comunes –señala-, pero en el Chocó no será posible la paz, mientras no haya justicia social. "Ya hemos discutido aquí mismo la crisis de la salud por la que atraviesa el departamento, pero igual podemos hacerlo con la crisis de la educación, de la vivienda, del empleo. Todas esas crisis, que también son nacionales, han sido el caldo de cultivo ideal para que se desarrolle ese mal nacional que es la corrupción".
¿Será que nuestra sociedad está madura para mirarse para adentro, auscultar en sus males y mirarse como una sociedad con perspectivas de futuro? Dice con incertidumbre, al reflexionar sobre lo sucedido el pasado 25 de octubre, como concluyendo que "es más fácil hablar sobre la paz que construirla".
La mecánica del Proceso de Paz

Para este senador indígena que fue por nueve años presidente de la organización indígena más importante de Colombia y que antes –como sacerdote-, fue el director de la pastoral indígena del Chocó, sigue siendo más importante seguir pensando en esas "trivialidades" de la paz con justicia social. Pero reconoce los avances que ha tenido el proceso. Recuerda que hace muy poco el objetivo era desescalar militarmente el conflicto. Hoy se avanza aceleradamente hacia un cese bilateral del fuego. Ya la firma de los acuerdos tiene fecha, lo que hace que el fin del conflicto sea un hecho tangible y posible, y eso es un gran avance que llena de optimismo a nuestras gentes, en su gran mayoría negros e indígenas.
Ayer pedíamos el desescalamiento humanitario y hoy es una realidad el compromiso de la guerrilla de no reclutar niños menores. El inicio del desminado nos hace pensar en la posibilidad de caminar tranquilos por nuestros campos y nos alegra el anuncio de las FARC de que ya no trabajan por aumentar su capacidad logística y consolidar su capacidad militar. Esos gestos que parecen palabras al viento cuando son reseñados por los críticos del proceso, aun en el congreso, le dan una inmensa tranquilidad a nuestras comunidades, agrega.
Por supuesto que no todo es lo suficientemente positivo en este proceso –dice-. "Me preocupa por ejemplo algunos aspectos del Acto Legislativo para la Paz que se discute actualmente en el Congreso. De la misma manera que creo que debe haber sanción para quienes han cometido delitos graves contra la sociedad, también creo que nadie entrega las armas sin haber sido derrotado, para simplemente irse a una cárcel". Por eso cree que aún debe revisarse más el tema de la participación política de la guerrilla.
"El otro tema que me preocupa es el de la creación de una Comisión Especial Legislativa, sobre todo en lo que tiene que ver con la participación de los grupos étnicos". En el Acto Legislativo se dice que la comisión será proporcional a la participación de los partidos en el congreso y los miembros de la comisión serán escogidos por los presidentes, a lo que riposta: "El conflicto, la guerra no ha afectado proporcionalmente a los partidos, afecta a los territorios y a sus gentes y los representantes de los grupos étnicos actuamos como minorías. Además somos una bancada con tres partidos, cada uno con un representante. Lo correcto es que allí participáramos los tres".
Los Retos del Postconflicto para nuestra región:
Luis Evelis no se deja sacar de su Chocó querido. "Quiero reiterar lo dicho en esta ciudad hace pocos meses". Él, que sabe que el Chocó es el departamento multiétnico por excelencia, no vacila en afirmar: "Nuestros conflictos van más allá de las diferencias políticas. El eje de nuestras diferencias es el territorio, el ejercicio de nuestra autonomía y gobierno propio. Eso marca la diferencia". Para Luis Evelis, "el proceso de negociación por sí solo no constituye la solución del conflicto, es solo el primer paso. La materialización de los acuerdos es a largo plazo". Él sabe que la paz, como la guerra, tiene costos. Y que no es fácil asimilar "temas como la pena para quienes hayan cometido delitos graves, la redistribución de la tierra, las víctimas, la reparación y el perdón; estos son temas de difícil asimilación social", concluye.
En estos temas también hay una especie de discriminación, afirma. "Desafortunadamente se está concibiendo un proceso donde los negros y los indígenas estamos invisibilizados. ¿Cómo construir la paz en un territorio, donde los armados pretenden ejercer una autoridad que rebasa nuestras instituciones jurídicas, ¿dónde se desconoce la propiedad colectiva del territorio? ¿Dónde se desconoce nuestras prácticas y costumbres ancestrales?, ¿Cuándo no se nos ha consultado como manejar estas particularidades? ¿Cuándo se habla de una jurisdicción de paz sin contar con la jurisdicción especial indígena?"
Estos son temas que el gobierno y los miembros de las FARC tienen que discutir con las comunidades, sobre todo en departamentos como el Chocó. Y aprovecha para recapitular: "Padecemos las consecuencias de un modelo de estado centralizado, que desconoce que somos un país de regiones, diverso y plural".
Y el senador tiene razón. Los turistas extranjeros se maravillan que a media hora de Bogotá pasamos de 14 a 25°C. Se les cambia el paisaje en un abrir y cerrar de ojos. Pero ocurre lo mismo con el paisaje social. A una hora de Bogotá y 20 minutos de Medellín, "arribar a Quibdó es como llegar a otro país". Las reflexiones de Luis Evelis son profundas: "Hablamos de inclusión, de reconocimiento, de diversidad, pero vivimos en un apartheid económico, político, social y cultural".
Por eso está convencido que el logro de la paz está asociado a retos mayores; "transformar el modelo de una institucionalidad burocrática, excluyente y lejana a las realidades de los ciudadanos". Y concluye, mirándose como vocero de la gran comunidad negra e indígena del Chocó: "Nuestro reto es construir ciudadanía para que el país nos adopte como sus connacionales. Ese es uno de los retos del postconflicto que tenemos los chocoanos". Talvez sea un exabrupto, pero esa es la oportunidad que tienen de decirle al país que el Chocó también es Colombia.

 

Comentarios   
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