Por Luis Carlos Osorio R. @lcarlososorio 

Escuché en la radio en boca de un miembro de la comunidad LGBT, que los colombianos somos en esencia homofóbicos, aunque nos adecuamos a los tiempos y al lenguaje. Lo mismo sucede con los negros y con los indígenas; a pesar de las políticas de reconocimiento, muchos colombianos discriminan y estigmatizan a los miembros de estos pueblos.


Somos racistas, homofóbicos y sectarios, políticamente hablando. Pero tenemos una capacidad bárbara para acomodarnos a las circunstancias. Así se desprende de la conversación con Marino Córdoba, el líder afrocolombiano que "se coló" por invitación del propio presidente Obama en la reunión conmemorativa del Plan Colombia y el lanzamiento del nuevo plan Paz Colombia. Digo "se coló", porque ni el presidente ni sus asesores esperaban ver ningún negro por allí y ese sapo se lo tuvieron que tragar, como también los ajustes que han tenido que hacer a costa de este pequeño error, o bueno, porque les tocaba.

Por eso aquello de que "la política es dinámica". Y entorno a la dinámica de la política colombiana giró el debate con Marino Córdoba. ¿Cómo reaccionaron los afros frente a la decisión de Santos de darles mayor participación a los afros en su gabinete?

El tema no es sencillo, dice Marino. Sorbe un poco de chocolate y se hunde en los recuerdos de los primeros años de exilio en EEUU para construir el contexto de este proceso. Recuerda que a inicios de los años dos mil, por distintas razones algunos líderes afros llegaron a Washington y allí no hicieron otra cosa que hablar de la problemática negra en el contexto de país y en el contexto del conflicto. Fue así como iniciaron una relación con los afros y con los congresistas negros de EEUU que empieza a dar frutos, siendo determinante el apoyo brindado por los congresistas Hank Johnson, Keith Ellison y James McGovern.

Recuerda el día en que les dieron cinco minutos para contarles la realidad de las comunidades negras a los miembros del CBC. Desde ese momento –dice Marino-, se gestaron en algunos Estados, las redes de apoyo y solidaridad política con la causa negra en Colombia. Desde esa época viene nuestra relación con Wola y con Acción Permanente por la Paz.

Como resultado de este trabajo –precisa Marino-, el Congreso de los EEUU en el año 2010 asignó 61.5 millones de dólares para atender el tema de los afros e indígenas en Colombia, los cuales son manejados por USAID a través de AcdiVoca. Pero también lograron, con el apoyo de los congresistas negros, sacar adelante algunas resoluciones en el Congreso para apoyar a los desplazados, y otras para desarrollar acciones humanitarias para las víctimas. Hicieron un amplio lobby para que la ley que aprobó el TLC con Colombia, incluyera algunos condicionamientos. "Hubo muchas acciones legislativas, pero recuerdo de manera especial cuando el presidente Uribe llegó a Washington buscando apoyo para el TLC en el Congreso y los congresistas negros le dijeron: Bueno ¿cómo nos demuestra que la gente negra es importante para usted en Colombia? Esa fue la razón, para que el presidente que no tenía nada que mostrar, regresara a Colombia y nombrara a una negra, Paula Moreno como Ministra de Cultura y a un viceministro negro. Luego regresó a Estados Unidos para mostrar que ya tenía ministra negra. Y así fue como logró el voto de los congresistas negros para el TLC", dijo, mientras el chocolate iba extinguiéndose en el vaso de papel.

Con la llegada de Santos a la presidencia, desaparecieron los afros del gabinete. En su reemplazo se creó una Consejería para comunidades negras en cabeza de Oscar Gamboa, pero esta también fue abolida para el segundo período y el tema afro quedó nuevamente en el olvido. Estos hechos no pasaron desapercibidos para algunos congresistas negros de EEUU, quienes presionaron al gobierno de Santos para que incluyera líderes negros en su gobierno. La coyuntura política era importante y el gobierno colombiano estaba reclamando el apoyo de los EEUU para el proceso de paz.

Por eso la importancia del 4 de febrero de 2016, cuando el gobierno Obama organizó el evento conmemorativo del Plan Colombia y el lanzamiento del nuevo plan Paz Colombia. La comitiva del presidente Santos no incluyó ni un solo afro, mientras en EEUU la embajada invitaba a tres, poniendo en evidencia una verdad cantada: En Colombia se utilizaba a los afros de acuerdo a las conveniencias políticas, pero a sus comunidades no se les daba ningún tipo de atención ni representatividad.

Marino y Gregory Meeks -congresista negro miembro de la Cámara de Representantes de los EEUU por el partido demócrata-, se dieron a la tarea de hablar con cada uno de los ministros de Santos allí presentes, sobre los temas de inclusión, participación de los grupos étnicos en el gobierno y en el proceso de paz. Dice Marino que Incluso habló con el presidente Santos sobre el tema de la inclusión de los grupos étnicos en los diálogos de la Habana.

Pero si algo fue importante ese 4 de febrero, fue que se puso en evidencia la torpeza y falta de tacto político del gobierno al no incluir representantes de grupos étnicos en su delegación oficial. Incluso los demócratas así se lo hicieron saber al presidente, como diciéndole: "ustedes no pueden manejar las relaciones con un país que tiene un presidente negro, si excluyen a la población negra e indígena en su país".

La situación no podía ser peor, teniendo en cuenta la necesidad que tiene el gobierno de Santos para que el Congreso de los Estados unidos le vote el Plan Paz Colombia y los recursos que necesita para la paz. El temor de Santos era que de repente el Congreso norteamericano no le apoyara la iniciativa por falta de representación de afros en el gabinete y en el proceso de negociación de la Habana.

Negros en el Gobierno, pero no estamos en la Agenda

Por eso la ofensiva del gobierno de Santos a su regreso al país. Reunió un grupo de líderes, que muchos han llamado "farándulas", entre quienes estaba el propio Marino y fue allí donde estos le reclamaron al presidente la ausencia de afros en sus ministerios y le recordaron que la región pacifica había votado abrumadoramente por él para su reelección. Puestos previamente en contexto de lo sucedido en Estados Unidos, no fue difícil plantear que en el gobierno no estaba representada, ni la etnia ni la región, donde la votación es mayoritariamente negra. "Entrados en gastos", le hicieron notar al presidente que la ausencia de afros en el gobierno, era extensiva a las Cortes, a las Fuerzas Armadas y a otros importantes cargos del Estado. Igual sucedía con la situación socioeconómica de esta región, "donde tenemos las menores tasas de inversión y los mayores índices de pobreza". Le enfatizaron que aunque le ha dado un gran apoyo al proceso de paz, la población negra se mantiene excluida por el gobierno.

Para tranquilizar el ambiente, el presidente anunció el nombramiento de Zulia Mena como viceministra de Cultura, lo cual no era una novedad, pues la líder afro había consultado la propuesta con varios de los presentes.

Lo cierto es que Santos ya había tomado la decisión de incluir en su gabinete a Luis Gilberto Murillo, un líder negro de toda su confianza, y quien venía desempeñándose como coordinador nacional para el Plan Pacífico. También había decidido mantener como viceministras a Carmen Inés Vásquez y Sandra Howard, además de Zulia Mena García en Cultura.

Lo real es que había modificado su posición sobre la inclusión de afros e indígenas en el proceso de paz de la Habana. Había aceptado que una delegación negra y otra indígena participaran en los diálogos, muy a pesar de que siempre sostuvo que los temas de los grupos étnicos no estaban en discusión allí. Por eso permitió que se anunciara públicamente su decisión.

No se haga ideas, parece decir Marino, al darse cuenta que Santos como que está cediendo bastante. "Lo real es que esta nueva representación no significa cambios en cuanto a la realidad de los grupos étnicos en Colombia", atina a murmurar. Y agrega con absoluta claridad: "Es una tristeza, pero es una realidad. A los gobiernos no les interesa visibilizar la presencia de los grupos étnicos, menos en su estructura de gobierno y cuando lo hace, es de manera obligada por la presión de gobiernos extranjeros, que como en nuestro caso, es por la presión de los congresistas negros de EEUU".

Ya con la cabeza fría, concluye que la representación actual es principalmente de partidos políticos. "Zulia, aunque representa una expresión política, su llegada allí tiene que ver con su gestión administrativa; Luis Gilberto es de Cambio Radical y él si es una cuota política. Las otras dos viceministras, aunque aparecen como independientes, están soportadas políticamente por los partidos de la U y Liberal".

Le pregunto por el beneficio que trae para las comunidades esta participación... Un rato de silencio y.... "Es difícil –dice-, pues cuando uno mira la situación de personas como Zulia, no puede desconocer que ella es una persona reconocida y seriamente comprometida en este proceso. Su paso por la Alcaldía de Quibdó muestra también resultados bastante positivos, tantos, que terminó su gestión con el 80% de aceptación de una población bastante heterogénea y que en un gran porcentaje vive del rebusque y que en su mayoría está buscando un puesto.

Pero debo decir que es muy difícil decir que nos sintamos representados como movimiento en el Ministerio del ambiente o en los otros dos viceministerios. Mire como en un tema sencillo como la escogencia de unos delegados a la Habana, se pusieron de manifiesto todas las diferencias que tenemos con la viceministra del Interior a pesar de nuestra disposición para negociar y hacerle las cosas más fáciles.

¿Todo esto no es expresión de la incoherencia de un gobierno que elige algunas personas de color pero no atiende las demandas de la comunidad negra? Le pregunto. A lo que responde: "Si asumimos la tesis de la conformación regional del gabinete, se podría pensar que lo principal sería atender y darle mayor representación a las zonas de conflicto para poder atender bien los programas del postconflicto". Pero la realidad del país es otra, pues no se participa por haber padecido afectaciones, sino por tener cuotas políticas de los partidos. Si fuera por las afectaciones, Santos estaría negociando con afros e indígenas su representación en el Congreso. Pero no es esa la manera de actuar de nuestros gobiernos.

Pero, ¿Políticamente le sirve a la comunidad afrocolombiana que estas personas lleguen al gobierno? Le insisto. Creo que en términos de visibilidad política sirve, me contesta. Pero en términos de resolver los problemas estructurales que han estado ahí, quienes llegan al gobierno, no van a tener la capacidad de gestión ni de maniobra para resolver estos problemas. Ahí se puede retomar la discusión del Polo Democrático, donde unos piensan que desde la perspectiva de la paz, es importante participar, pero desde la perspectiva del modelo político y económico, es apalancar la agenda del gobierno.

Bueno, el Polo ha dirimido el criterio de participación como mecanismo para apalancar la propuesta de paz, mientras se mantiene en la oposición. ¿Es el caso de ustedes? Le pregunto. Al final la reflexión es un poco la misma.  Al gobierno llegaron algunos afros, pero la comunidad negra tiene que seguir en la lucha, pues los problemas de los negros no se resuelven porque haya algunos de nosotros en el gobierno. Eso de que la política es dinámica, significa que quienes hoy están en el gobierno, están a conveniencia. En ese sentido, tenemos que asumir con cierto pragmatismo político la realidad del país, y esa realidad nos dice hoy que los negros y los indígenas no estamos en la agenda del gobierno.

 

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