Los jóvenes indígenas colombianos no quieren ser "limosneros" ni acabar en las redes de las Farc, por lo que estos días visitan distintas capitales de Europa para solicitar ayuda para emprender un "modelo nuevo de vida".

La voz de una nueva generación de indígenas colombianos se escucha estos días en varias ciudades europeas a las que han viajado para pedir que se invierta en la educación y el desarrollo de sus pueblos, sometidos a "continuos atropellos" por parte de las Farc.

En una entrevista con Efe en Madrid, Ramiro Manquillo, presidente de la Fundación Jóvenes Indígenas de Colombia, explicó la situación en la que se encuentran las 94 comunidades indígenas del país y solicitó ayuda europea para "poderles garantizar un modelo nuevo de vida".

"Un pueblo que tiene conocimiento tiene poder y libertad y podrá ser autónomo", aseguró Manquillo, abogado y experto en relaciones internacionales, miembro de la comunidad indígena Paez.

El líder indígena fundó hace ocho años, junto a otros cuatro jóvenes, la asociación, que en la actualidad cuenta con 320 socios y se ha constituido en ONG.

"Somos los nuevos indígenas de Colombia y nos llamamos así porque tenemos un pensamiento diferente. Queremos dejar de ser limosneros, paternalistas. Queremos ser personas con aptitudes, inteligentes, de gobierno, autónomas", señaló.
Para eso, según Manquillo, los jóvenes de las comunidades indígenas necesitan tener estudios y un proyecto productivo que les permita "ser autosuficientes".

Desde su nacimiento, el trabajo de la Fundación se ha centrado, entre otras cosas, en facilitar el acceso a la educación de aquellos jóvenes que lo deseen a través de convenios con diferentes universidades del país.

"Ellos aportan un 50 por ciento y nosotros el otro 50 restante, que conseguimos gracias a la venta de artesanías, la organización de excursiones e incluso rifas", explicó.

Las posibilidades de completar los estudios para un joven indígena de Colombia se terminan en la educación básica, "claro, que en realidad el que llega a quinto curso es el doctor del lugar".

Muchos de estos jóvenes, alrededor de unos 3.000 en una población de 38.000 habitantes, acaban engrosando las filas de las Farc, y, según el líder indígena, "convirtiéndose en esclavos y secuestrados por los que nadie habla".

"Cuando se encuentran a un muchacho de bajo nivel académico se lo llevan con mentiras y en dos o tres horas son capaces de ponerle en contra del Estado y a favor de ellos", explicó Maquillo.

Conseguir recuperarlos, una vez integrados en la guerrilla, es, -afirma- una tarea "muy complicada", porque, "les tienen bañado el cerebro, sumamente enredados".

Sería mucho más sencillo si se les diera "una alternativa de vida, un apoyo para que estudien, un proyecto productivo", en definitiva, "hacer que se sientan realizados para que no tengan necesidad de robar, ni de ir a la guerrilla, ni al Ejército".

Los problemas de las comunidades indígenas con las Farc se intensificaron hace un par de años, cuando sus habitantes se negaron a seguir colaborando como militantes.

"Entonces empezaron las represalias, y así han matado a muchos indígenas, uno a uno", subrayó Manquillo.

Las zonas más afectadas han sido, sobre todo, las situadas en los departamentos de Cauca y Nariño, "con masacres que fueron auténticas barbaridades".

Según el líder indígena, la violencia se intensificó cuando el Gobierno colombiano "apretó" a la guerrilla económicamente, con el Ejército impidiendo el acceso de dinero y comida a ciertas áreas.

"Quisieron que les suministráramos nosotros y eso es imposible", dijo.

Manquillo ha vivido el asesinato de cinco de los miembros de su organización, "por eso hemos decidido contárselo a Europa", y él mismo, su mujer y sus dos hijos están amenazados.

 

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