Asociación de Cabildos Indígenas del Tolima, ACIT/ Declaración Congreso
“Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: "Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”. Desmond Tutu
Reunidos en la comunidad de Ilarquito, en el centro de la indiana Coyaima; los gobernadores y gobernadoras, los líderes, dirigentes, médicos tradicionales, jóvenes, mujeres, niños y niñas, ancianos, maestros y amigos de la Asociación de Cabildos Indígenas del Tolima en nuestro congreso; nos damos la tarea de reflexionar y de pronunciarnos sobre la llamada locomotora minera y lo que ella hace en nuestro territorio.
La legislación actual es ambigua, como lo es también el estado, la justicia y la política ambiental colombiana y los llamados mecanismos de protección de los pueblos indígenas. No hubiéramos creído hace veinte años por ejemplo, que los títulos sobre nuestros territorios se convirtieran en un instrumento inútil y que por el contrario, las empresas nacionales y extranjeras, advenedizas, casi que ilegales, que llegan como los piratas de hace 3 siglos, tuvieran mejores garantías y protección por parte del estado.
Hoy se impone un modelo de atraso, vendido curiosamente en nombre del desarrollo y el progreso. Las leyes y mecanismos actuales tienen profundos vacíos, francos retrocesos y trampas que consagran con una mano derechos y con la otra, el modelo económico neoliberal. La consulta previa por ejemplo, pasa de ser un derecho a ser una trampa, que ha liquidado el principio de “consentimiento previo e informado” y lo pone como una medida de coerción en donde se imponen los intereses de las empresas y del gobierno.
Pero ante todo, los proyectos mineros no constituyen la vía de desarrollo propio de las comunidades, tal como nos lo quieren hacer ver el gobierno, las empresas, los consultores. No conocemos todavía el primer proyecto minero que haya mejorado las condiciones de las comunidades, sino por el contrario, los municipios de Colombia con mayor atraso, violencia, inequidad, contaminación y todo tipo de crisis y descomposición social, son los mineros.
Porque también nos preocupan los derechos de la naturaleza y porque queremos la vida por encima de la muerte, la mezquindad, el acaparamiento y la destrucción de nuestros territorios, rechazamos las presiones de las empresas y del gobierno por realizar prospección, exploración y explotación de los recursos minero- energéticos en nuestros territorios.
Sabemos que los impactos negativos a nivel ambiental, económico, social y cultural sobre las comunidades son enormes y por lo tanto animamos a las comunidades a rechazar los proyectos mineros en nuestros territorios y hacemos un llamado a las organizaciones hermanas del Tolima y del país a hacer un frente común por la vida y la dignidad de nuestras comunidades. Animamos por un cambio que promueva la recuperación del país para todos y todas; por una auténtica democracia y para que la libertad y la justicia sean patrimonio nacional. Apostamos a que el diálogo, la tolerancia, la inclusión social, la paz, la no explotación y opresión, sean el camino cierto para construir una nueva sociedad, una nueva forma del quehacer político y vivir con dignidad.
Ilarquito, Coyaima, 27 de julio de 2013