Ya hay 2.800 millones de personas que padecen escasez de agua, apuntó Baillie, director de conservación ambiental de la Sociedad Zoológica de Londres, que participó del foro de la Organización Global de Legisladores para el Equilibrio Ambiental (Globe, por sus siglas en inglés) celebrado el 12 y 13 de este mes en Roma.
El foro, que reunió también a legisladores, estudiosos y ambientalistas, fue un encuentro preparatorio de la cumbre del Grupo de los Ocho países más poderosos (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia), que se llevará a cabo en la ciudad italiana de L'Aquila en julio. Su tema central fue el cambio climático.
TIERRAMÉRICA: En los debates sobre cambio climático y degradación ambiental no se menciona el agua. ¿Cuál es su evaluación del estado del agua dulce en el mundo?
JONATHAN BAILLIE: Sesenta por ciento de los ecosistemas mundiales están degradados o usados de modo insostenible. El uso de dos servicios ambientales en particular, las reservas pesqueras y el agua dulce, ha superado largamente los límites, incluso con el consumo actual.
Hay evidencias de que 25 por ciento del uso del agua dulce mundial excede la capacidad de suministro a largo plazo, y ahora se satisface por trasvase o por bombeo excesivo de aguas subterráneas, como las napas freáticas. Entre 15 y 35 por ciento de la extracción de agua de riego supera la capacidad de los suministros, y por lo tanto es insostenible.
TIERRAMÉRICA: ¿Cuáles son las causas de este uso de agua dulce?
JB: La superpoblación y el consumo excesivo. Desde 1960 hasta el presente, la población mundial creció más del doble y la economía mundial se sextuplicó. Sin una política de desarrollo coherente, para 2050 habrá 3.000 millones más de personas en el planeta, que crearán presiones sin precedentes sobre el mundo natural.
TIERRAMÉRICA: ¿Cuál es la relación entre el exceso de consumo y la capacidad de la naturaleza para regenerarse?
JB: El Informe Planeta Vivo, del Fondo Mundial para la Naturaleza, calcula que a fines de los años 80 comenzamos a usar recursos a un ritmo que superó la capacidad de regeneración natural. Se estima que para 2030 estaremos usando recursos que sólo podrían regenerarse si tuviéramos dos planetas.
TIERRAMÉRICA: ¿El crecimiento agrícola es otro factor del elevado consumo hídrico?
JB: Sí. La expansión agrícola necesaria para abastecer a una población creciente es la principal causa individual de degradación y pérdida de ecosistemas. Un ejemplo es lo ocurrido entre 1975 y 2003 en Santa Cruz, en las fértiles tierras bajas del oriente de Bolivia, muy adecuadas para la agricultura. En fotografías satelitales tomadas en 1975, el paisaje boscoso era una extensión verde, densa y continua, que llegaba hasta el río Grande o Guapay.
Para 1986 se habían construido carreteras que conectaban la zona con centros poblados, facilitando el desplazamiento de mucha población. Un gran esfuerzo de desarrollo agrícola (el Proyecto Tierras Bajas) implicó una gran deforestación, se talaron bosques para conseguir tierras cultivables y de pastoreo.
En 2003, las fotos satelitales mostraban que casi toda la zona estaba convertida en plantaciones y pasturas.
TIERRAMÉRICA: Las áreas costeras marinas también corren el riesgo de agotarse, debido, por ejemplo, a la acuicultura.
JB: En efecto, las zonas costeras son devastadas por los estanques y criaderos, la extracción de madera y las represas. Hay evidencias de que, desde los años 80, se han perdido hasta 35 por ciento de los manglares. Los ecosistemas costeros también sufren la desviación de los cursos de los ríos, el menor aporte de sedimentos aluviales, una alta carga de nitrógeno e invasiones de especies.
Las represas reducen entre 25 y 30 por ciento el flujo de sedimentos hacia las zonas costeras, causando erosión, reducción de los deltas y daños a las pesquerías.
TIERRAMÉRICA: Pero la agricultura y la acuicultura son vitales para cientos de miles de personas en todo el mundo.
JB: Ésa es la paradoja del desarrollo. Siguiendo este camino, la población mundial está consumiendo recursos básicos como el agua. Al ritmo actual, para 2030 la mitad de la población mundial podría vivir con graves problemas hídricos. No podemos darnos este lujo.
Los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio no pueden cumplirse si no garantizamos un adecuado suministro de agua, lo que sólo puede conseguirse con un manejo de los recursos y de los hábitat de agua dulce.
TIERRAMÉRICA: ¿A cuántas personas afecta ya la falta de agua?
JB: Ya es aguda en Medio Oriente y el norte de África. Alrededor de 2.800 millones de personas viven con escasez de agua. Si no se adoptan políticas adecuadas, para 2030 habrá 1.100 millones más que padecerán este problema. Es decir que casi la mitad de la población mundial de entonces podría soportar una acuciante falta de agua, incluyendo hasta 80 por ciento de los habitantes de Brasil, China, India y Rusia.
* Este artículo fue publicado originalmente el 20 de junio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.(FIN/2009)