Plan de gestión para protección ecológica en las islas de los raizales, demandará una inversión total de US$9,2 millones, según el BID.

El Banco Interamericano de Desarrollo anunció que ha aprobado una donación por US$3 millones para Colombia, destinada a la protección, conservación y uso sostenible de los ecosistemas y la biodiversidad marinos y costeros del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en el mar Caribe.

La donación del BID, financiada por la Global Environment Facility (GEF), busca poner en marcha un plan de gestión para el área marina protegida del archipiélago. Dicho plan, según un comunicado del BID, ¨fue cuidadosamente diseñado en un proceso altamente participativo que contó con el concurso de las comunidades locales¨. El plan apunta a preservar la biodiversidad de los recursos marinos y costeros y, al mismo tiempo, darles un aprovechamiento económico de largo plazo.

El archipiélago tiene una de las más extensas áreas marinas protegidas en el Océano Atlántico occidental, conocida como Seaflower. Con más de 2.300 kilómetros de corales, manglares y lechos de algas marinas, es el hábitat de una amplia variedad de peces tropicales, incluidos el mero de Nassau (Nassau grouper), el pargo dientes de perro (dog tooth snapper) y el caballito de mar rojo o caribeño (longsnout seahorse), así como la tortuga lomo de cuero (leatherback turtle), el caracol reina (queen conch), la langosta manchada (spotted lobster) y otras especies vulnerables, amenazadas o en peligro de extinción.

En 2000, el archipiélago completo fue declarado Reserva de la Biósfera por la UNESCO. En 2005, el gobierno de Colombia creó allí un área marina protegida de 65.000 kilómetros cuadrados, Seaflower, la más grande de su tipo en el Caribe y una de las 10 más grandes del mundo.

La riqueza ecológica del área marina protegida de Seaflower es también el pilar de la economía del archipiélago, dando alimentación y fuentes de trabajo en pesca y turismo a los isleños. Las islas también tienen un papel importante en las industrias pesquera y el turística de Colombia.

Al establecer el área marina protegida y diseñar su plan de gestión, se tomó en cuenta cuidadosamente la importancia tanto ecológica como económica de los recursos marinos del archipiélago. El plan de gestión combina normas de preservación de la biodiversidad con prácticas de gestión eficientes para asegurar el uso sostenible y a largo plazo de los recursos existentes.

“La gestión del área marina protegida de Seaflower cuenta con la mejor información biológica y socioeconómica disponible” dijo la jefa del equipo del proyecto del BID,  Annette Killmer, “lo que se combina con el sólido sentido de propiedad de su plan de gestión por parte de los socios involucrados”.

Poner en marcha los componentes que se requieren para la gestión sostenible de Seaflower en el largo plazo, tal como se define en el plan de gestión, demanda una inversión total de US$9,2 millones en un período de cinco años. El proyecto se encontraba hasta ahora en búsqueda de financiamiento. La donación BID-GEF de US$3 millones anunciada hoy es parte de un paquete financiero en preparación que permitirá llevar a cabo el proyecto completo.

Una donación adicional de US$1 millón del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del BID se encuentra en preparación, y los restantes US$5,2 millones provendrán de varias organizaciones colombianas encabezadas por Coralina, la asociación para el desarrollo sostenible del archipiélago, entidad que tambiñen lideró el proyecto para diseñar el plan de gestión.

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