Los nukak están acampados al margen de una ciudad y le suplican al Gobierno permiso para regresar a sus hogares en la selva, de los que huyeron tras verse atrapados en el fuego cruzado del conflicto armado colombiano.
La tuberculosis y la varicela llegan tras una epidemia de gripe que afectó a casi un cuarto de la tribu, la muerte de un niño de nueve años y el suicidio del líder nukak, Mao-be. Se cree que Mao-be estaba desesperado debido al hecho de que el Gobierno estaba fracasando en la organización de la vuelta a casa de su pueblo.
Desde que fueron contactados por no indígenas en 1988, cuando sumaban 1.200, los nukak, igual que todas las tribus aisladas, han sido muy vulnerables a las enfermedades. Hoy en día sólo sobreviven 500; el resto ha muerto a consecuencia de enfermedades como la malaria o la gripe.
"Aunque el Gobierno --declaran desde Survival-- esté facilitando comida y cierta asistencia médica a los refugiados nukak, debe darse cuenta de que ninguna de estas cosas distribuidas en los suburbios de una ciudad va a asegurar su supervivencia. Para que esto suceda, lo nukak deben poder volver a sus hogares, de forma segura y con acceso a la asistencia médica necesaria."