Mientras las imágenes de muerte, destrucción y sufrimiento del terremoto que sacudió a Haití le dan la vuelta al mundo, la solidaridad de muchos no se ha hecho esperar. No se puede decir que este terremoto es un desastre natural, en realidad es una muestra de que la madre tierra está en desequilibrio ¡la madre tierra este enferma!

Y lo está como consecuencia de la codicia que no respeta la vida y que no permitió en Copenhague llegar a un acuerdo justo para salvar el planeta. Por los intereses de acumulación y de poder hoy este pueblo Caribeño está en la miseria. Sin siquiera derecho a tener los mínimos derechos, muchos están siendo desangrados, les están arrebatando el agua, los minerales, la tierra y hasta la vida.

Haití, es presentado a través de los medios de comunicación masivos como el país más pobre de América Latina, pero no muestran que estos descendientes de africanos tienen toda una historia de rebeldía, libertad y dignidad. Este pueblo digno fue el primer país libre de la América y aunque la historia oficial no se lo reconozca, aportó para la liberación de otros. Tal vez por esa osadía es uno de los más golpeados.

Paralelamente ha vivido otra historia de sometimiento y racismo. Desde la ocupación francesa, el comercio esclavista, la explotación en los monocultivos de caña de azúcar, las maquilas y las dictaduras hasta la invasión de MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití).

Esta mal llamada misión de Paz hace presencia desde el año 2004, con más de 7.000 cascos azules, 2.000 policías y cerca de 1.000 funcionarios civiles que se han instalado bajo la excusa de impedir una guerra civil. Pero en realidad lo que buscan es implementar las políticas económicas neoliberales disipando cualquier vestigio de rebeldía y dignidad que permita a Jean-Bertrand Aristide nuevamente ser elegido democráticamente como presidente con el apoyo de las Lavalas.

Para controlar a los haitianos con hambre, sin techo, con sed, sin servicios, desesperados en medio de la destrucción ha dicho Estados Unidos que enviará 10.000 efectivos. Este despliegue militar mimetizado bajo la ayuda a este país, es una muestra de que continúa la invasión y la injerencia en esta nación. Ya se ha visto con la imposición de dictaduras, de políticas depredadoras, de maquilas, de acuerdos comerciales y de paramilitares que han convertido a Haití en uno de los países más necesitados.

Mientras la verdadera solidaridad se mueve alrededor de la catástrofe de Haití, otros quieren mostrarse generosos como es el caso del Banco Interamericano de Desarrollo, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, del presidente Barak Obama y de otros que buscan utilizar la ayuda como un instrumento de propaganda para ganar apoyo y respaldo del público que a diario se ve invadido por las imágenes desgarradoras de este siniestro.

Todo indica que este país olvidado y hoy azotado por este terremoto se convirtió en una excusa macabra para que EEUU y Canadá pudieran continuar desplegando sus tropas y ubicarlas estratégicamente más cerca de Nicaragua, Cuba, y Venezuela. A esto se suma la instalación de bases militares en Colombia y en Panamá, las cuales buscan controlar el territorio y sus riquezas. Lo que se deduce es que esta invasión militar es una provocación a los países progresistas de la región para inventarse una confrontación. Y para esto se utilizaría la miseria de Haití como pretexto para el uso de la fuerza en el continente.

Un ejemplo de ello, es el reporte desde Haití que entrega el periodista independiente Simone Bruno: “En este momento no hay un gobierno en Haití, los que están tomando decisiones son los Estados Unidos, a través de la ONU… Yo creo que el problema más grande es la ONU. A mi se me hace como si fuera un elefante de tres patas, o sea una cosa enorme que está parada allá a un lado y no está haciendo nada”

Frente a la situación que hoy vive Haití, se hace necesario movilizar solidaridad, ayuda humana y recursos que verdaderamente lleguen a los más necesitados. Lo que reportan fuentes oficiales en relación con la problemática ocasionada por la entrega de los víveres, es que no se están entregando para evitar disturbios, cuando fuentes independientes informan que lo más probable es que no se entregan para generar disturbios y justificar así la creciente presencia militar.

Por eso es urgente organizarnos para acompañar y socorrer a nuestros hermanos haitianos, es necesario que desde los diferentes sectores y organizaciones sociales y populares de América Latina y el mundo, unirnos para tejer una estrategia de asistencia, reconstrucción y resistencia solidaria, que cumpla con objetivos humanitarios y que rechace la ocupación militar a este país.

También es necesario articularnos con los medios de comunicación alternativos para dar a conocer el verdadero acontecer de Haití, y así hacerle frente a la desinformación y propaganda de las agencias de noticias que responden a intereses particulares y que esconden la realidad.

Hoy, en creole se hace un llamado a la solidaridad para atender a los que han quedado sin hogar, sin salud, sin agua. A todos aquellos que han perdido sus familiares y amigos pero que estamos seguros no han perdido la esperanza y que continúan resistiendo como lo hizo Charlemagne Péralte. Es imperioso escuchar, trabajar juntos, dejar la indiferencia y unirnos para construir otro Haití digno y libre. Para que nuevamente este país sea nuestro ejemplo de independencia y revolución.

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