Con la participación de más de 60 guardias indígenas, entre mujeres, niños, jóvenes y mayores, acompañados de integrantes del Tejido de Comunicación ACIN, el Cabildo Indígena de Tacueyó, salió a recorrer los lugares sagrados.
La visita de los Kiwe Thenza´ (guardia indígena) a los territorios sagrados obedece a que por ser lugares apartados, son frecuentados por grupos armados legales e ilegales, quienes en su estadía o paso por allí, contaminan el ambiente y el agua, dejando desechos de todos los productos que utilizan.
Crónica del recorrido
Salimos a recorrer el territorio sagrado el jueves 16 e abril, eran las 10:30 de la mañana cuando nos bajamos de la chiva que nos llevó desde Tacueyó, nos repartimos los víveres que llevaríamos para los tres días de recorrido y empezamos a caminar. Aproximadamente a 20 minutos de caminata nos encontramos al ejército nacional en el sitio conocido como La Cabaña. Ellos nos hicieron parar e intentaron detener nuestro caminar:
¿Ustedes llevan permiso para entrar al páramo? Nos preguntó un soldado. ¿Pero cuál permiso?, si nosotros estamos en nuestra casa y uno para entrar a la casa no necesita pedirle permiso al vecino ni a otra persona, respondió con autoridad, Marcelino Noscué, coordinador de la Guardia Indígena.
Aquí pasan con permiso o si no amanecen aquí, porque nadie pasa sin permiso de la alcaldía o del cabildo, nos ratificó otro de los integrantes del ejército. Seguimos explicándoles que en el Cxab Wala Kiwe son nuestras autoridades las que tienen la obligación de controlar el territorio y a ellas obedecemos, mientras ellos insistían en que les mostráramos el permiso para ingresar al lugar sagrado. Esta discusión se mantuvo durante 30 minutos aproximadamente, hasta que otro soldado justificó su accionar, diciendo que los guerrilleros se han querido meter a tomarse el campamento varias veces esa semana y por eso, necesitaban el permiso, "para saber que personal va entrar al páramo o si entran sin permiso, entran bajo su responsabilidad y si les pasa algo nosotros no respondemos", puntualizó el militar.
Luego nos pidieron el nombre y el número de cédula de 3 personas del grupo, dizque para comunicarse con el general en Popayán y con la Alcaldía para preguntar si los dejaban pasar o no, también nos dijeron que si no autorizaban nuestro paso a la laguna, entonces tendríamos que dejar el nombre de todos. Nosotros pasamos los datos del coordinador local y el coordinador suplente de la guardia indígena de Tacueyó y también el dato de uno de los tejedores de comunicación de ACIN.
Transcurridos 15 minutos, volvieron dos integrantes de la fuerza pública y nos dijeron que podíamos pasar, pero que no podíamos tomar fotografías ni tampoco filmar. Así continuamos nuestro caminar hacia el páramo y observamos que en el sitio donde está situado el ejército hay mucha basura como latas de comida, bolsas plásticas, pilas, pedazos de tela de uso militar, estopas de polietileno y muchos objetos que por lo general, la fuerza pública siempre deja en esos sitios de concentración provocando una gran contaminación del medio ambiente.
Después de caminar 7 horas, llegamos al sitio donde acamparíamos durante los siguientes dos días y donde se prepararían los alimentos para todo el personal que acompañaba el recorrido al páramo. Los que tenían carpa se acomodamos entre varios y los que no, dormían en la casa de la persona encargada de cuidar el páramo.
En la mañana siguiente, viernes 17 de abril, el coordinador de la guardia salió en una motocicleta hacia el casco urbano de Tacueyó a traer unas cosas que se habían olvidado el día anterior, mientras unos nos quedamos haciendo parte del recorrido en el páramo, la laguna de Páez y los otros preparaban el almuerzo.
En horas de la tarde la mayoría de guardias se encontraban en el sitio de concentración cuando llegó el compañero Marcelino Noscué con Bernardo Silva, conductor de la moto y nos contó lo siguiente:
"Cuando íbamos pasando por la parte controlada por la ejército en el sitio La Cabaña nos salieron varios uniformados, nos hicieron bajar de la moto y nos dijeron que si no nos vendábamos los ojos no nos dejaban pasar. Nosotros les preguntamos que por qué teníamos que vendarnos si el día anterior habíamos pasado sin necesidad de vendarnos, ellos nos dijeron que siempre cuando eran poquitos tocaba así y además por la seguridad de ellos mismos.
Cuando nos vendaron yo me sentí muy mal y me acordé de cómo muchos compañeros eran retenidos en varias zonas del país por grupos paramilitares y los vendaban para llevarlos a asesinarlos. Se me vinieron muchas cosas a la cabeza cuando me vendaron, luego uno de los soldados condujo la moto y a nosotros dos nos guiaron otros hasta la salida que baja hacia la comunidad de López".
Luego de que nos contaron todo lo que había ocurrido fue cayendo la tarde y llegando parte de la noche, entonces la mayoría se alistó para la armonización con los mayores en la Laguna de Páez. La armonización es una de las costumbres o rituales que siempre ha hecho la comunidad Nasa del Cauca para mantener el equilibrio con la naturaleza y para sacar todas las malas energías que como personas tenemos. Para esta ocasión la armonización duró hasta parte de la media noche.
Al amanecer del día sábado 18 de abril, durante las primeras tres horas la mayoría de jóvenes salieron a continuar recorriendo el páramo, buscando algún tipo de residuo que estuviera contaminando y mirando si había alguna intromisión de comuneros que estuvieran dañando el páramo. El resultado fue que no encontramos ningún residuo que contaminara el páramo, excepto el sitio frecuentado por la fuerza pública y en la orilla de la carretera donde se hallaron partes de vehículos abandonados por la guerrilla en años anteriores.
Dentro de este proceso de recorrer el territorio para mirar que cosas contaminan y desarmonizan nuestros sitios sagrados, debemos exaltar el trabajo de la mujer guardia como dadora de vida y por su compromiso continuo preservando los recursos que nuestros mayores nos han dejado, porque todos tenemos el compromiso de mantenerlo bien para nuestras generaciones que vienen detrás de nosotros.
Cuando eran las 9 de la mañana, empezamos a alistarnos para regresar, puesto que nos esperaban 6 horas de camino para llegar hasta donde estaba la chiva (bus escalera) que nos dejaría en el casco urbano del Tacueyó.
Al recorrer nuestro territorio podíamos observar como la Madre naturaleza se ha podido mantener viva y cómo ha alimentado a sus hijos, los seres humanos que a veces la hemos querido volver mercancía, sacando de ella los recursos minerales e hídricos que le dan vida a toda la humanidad.
A las 3:30 de la tarde del sábado bajamos por el sitio La Cabaña, donde nuevamente nos encontramos con la fuerza pública, que esta vez no pusieron ningún problema para dejarnos transitar por el sitio donde están concentrados, sólo enviaron a un soldado para que nos acompañara hasta la salida. Una hora después, la mayoría de guardias indígenas y comuneros bajamos donde se encontraba el transporte y antes de las 6 de la tarde llegamos al casco urbano de Tacueyó.
Son muchos los pasos que tenemos que dar para recorrer nuestros territorios, pero mucho el tiempo que tenemos que dedicar para cuidar nuestros sitios sagrados y son muchos los compañeros que derramaran su sangre para que las generaciones venideras puedan disfrutar de el y mantener el legado de conservar. Es así como culmina uno de los recorridos y armonización del territorio sagrado a cargo de la guardia indígena y comuneros del resguardo indígena de Tacueyó.
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